domingo, 13 de octubre de 2013

Las cosas intermedias




Aprendo del sol y de la luna, de la tierra y del cielo, del agua y de la arena. La importancia indudable nunca requiere explicación, precisa de humildad, de la iluminación que producen las cosas intermedias.

Nunca camino hacia la perfección, tampoco viajo al localismo definido por la inconsistencia.

No solo hay poesía en Andalucía, existe en toda en España, en el mundo. Tampoco aquellos que se hacen denominar críticos de nombre y oficio resultarán eternos y certeros. Nunca cierres el círculo, las viejas glorias que no llegan a nada reconocen su fracaso con la mediocridad y el mal gusto.

La poesía es incorpórea, nunca le pongas nombre y apellidos. Disfrútala en silencio, en la más absoluta soledad, allí radica su dimensión y su pureza.

Aléjate de los maestros contemporáneos. Son indecibles e inoperantes. No poseen ni la sensibilidad ni el afecto. Son descriptivos, parciales y caducos.

No te consideres culpable y sé discreto. Las cosas intermedias son noéticas.