La poesía no se busca, con ella no debes insistir. Llega cuando desea,
nunca cuando tú quieres. La poesía es el águila o Zeus que ronda las cabezas
pero no se establece si lo solicitas.
Hay sonrisas siniestras, manifiestan los círculos que engordan, son
círculos cerrados que se alimentan del humo negro de la falsedad. Entre ellos
el más tonto suele ser siempre el más impertinente.
La felicidad, la manifestación de felicidad, la exteriorización de la
felicidad, es la falsa felicidad. Aléjate de los felices, no lo son y tú podrás
llegar a serlo pero por otras vías.
La felicidad se vende como ausencia. El ser feliz no se engalana,
prosigue su lectura en silencio y soledad. A veces se acerca a Spinoza, otras a
San Juan, duerme con Nietzsche y Kafka, lleva flores a la tumba de la Zambrano
y un poco de comida a los gatos que allí acuden a diario.
Si buscas el éxito dirás que eres feliz y entonces aparecen las
sonrisas siniestras.
El indolente número 13 me ha ayudado a recoger los últimos pimientos,
algunas naranjas y madroños, una lechuga. Hemos ordenado la leña y puesto
ratoneras alrededor de los troncos.
Un pájaro asustado se ha escondido en el pretil de la entrada. Señala
el cielo, solo el cielo. En lo más alto vuela un águila.