El vuelo era el reflejo de la diferencia entre la verdad y la mentira,
de aquello que figura en las capitulaciones de lo posible y soportable. Si alguna
vez encuentro algo más existencial que el tabaco reduciré la especie a la
interpretación y la rutina a la conciencia.
El indolente número 8, que fue creador y objeto de 62 estirpes,
controla mi vuelo. Suele hacerlo con todos los iniciados. Se coloca bajo el
cuerpo y a la misma altura. Nunca nos conocemos, justificamos las diversas
especies del criterio, volamos hacia el saber.
La presencia del indolente garantiza la seguridad y evita los
enfrentamientos con los pájaros. Los mayores suelen atacar a los pequeños, es
la reencarnación del cielo.
La palabra poética es la mirada que nos permite seguir viviendo, que
nos adentra en la sabiduría y se manifiesta en la única razón de la misma
palabra. Con el hacer se consigue lo justo, el orden del alma y de la creación.
Los indolentes 5 y 6 acompañan al número 8. Todos poseen 62 estirpes.
Entre los tres suman 186, que es 6.
Parménides y Zenón hacen de número 5 y de número 6. Intento despistar
y consigo sorprender. La poesía es más sutil, pierdo a los interlocutores. El
número 8 es Gorgias.