La armonía es el equilibrio entre la ética y la estética. El oboe
barroco, Cicerón, Fausto de Goethe, el
ideal de Spinoza, la retórica de Landino, las traducciones de Platón de Ficino,
los estudios de Kristeller.
Todo guarda ahora relación. Observo los ojos del número 88 y veo en
ellos la unidad entre la ciencia y la creencia, la más pura mesura. O como dice
Leopardi: aparición angélica, / en la
terrena estancia, / en la altura de todo el universo.
Sigo en el lecho pero no habito allí. Estoy fuera. Tengo toda la vida
entera ante mis ojos El pasado no está en la baraja de cartas que tenemos en
las manos, es una absurda creencia, la ausencia de esperanza.
Las cartas por jugar solo permanecen en el presente, modulamos los
deseos como hacemos lo propio con la poesía verdadera, aquella que no es mera
sucesión de relatos, la que es primacía de nuestra existencia, la
reminiscencia.
Vuelo con Rilke por los serrallos de Estambul. Me sigue el número 8.