sábado, 30 de noviembre de 2013

El suplicante y las tres afirmaciones




Miro todos los lados posibles que muestran la verdad. Apago las velas para intentar que la falsa luz no encumbre el desconcierto. Comienzo a besar el aire, entra el humo peor y maldito, el suplicante. Hay que estar orientado, no sirve la voluntad, provoca derrotas y excluye a la naturaleza de las tres afirmaciones.

Vuelvo a soplar las velas, permanecen encendidas. Capto la realidad por si aparece el universo subido en una nube. Llega la palabra, hay interlocutores. Gorgias sonríe.

La primera afirmación es el diálogo, la comunicación que se realiza a solas, en silencio.

La segunda afirmación es la presencia de las sombras. Ellas observan sin memoria y sin repetición.

La tercera afirmación es la más hermosa de todas. Es la naturaleza del mito, su descubrimiento y la experiencia que produce.

¿Quién dominará las tres afirmaciones? ¿La diferencia, el deseo, las convicciones, la duda, el caos?

Vuelvo a servir agua a todos aquellos que aguardan en la cola para acceder al centro indudable. Me ayuda el número 13, el único que entiende de poesía y de vida. El sentido es oposición, hipótesis. La poesía verdadera ya ha entrado al laberinto.

Pido la paz pero esta vez sin la palabra, prefiero la verdad y la belleza. La identidad, el que suplica vive.