Miro todos los lados posibles que muestran la verdad. Apago las velas
para intentar que la falsa luz no encumbre el desconcierto. Comienzo a besar el aire, entra el humo peor y maldito,
el suplicante. Hay que estar orientado, no sirve la voluntad, provoca derrotas
y excluye a la naturaleza de las tres afirmaciones.
Vuelvo a soplar las velas, permanecen encendidas. Capto la realidad
por si aparece el universo subido en una nube. Llega la palabra, hay
interlocutores. Gorgias sonríe.
La primera afirmación es el diálogo, la comunicación que se realiza a
solas, en silencio.
La segunda afirmación es la presencia de las sombras. Ellas observan
sin memoria y sin repetición.
La tercera afirmación es la más hermosa de todas. Es la naturaleza del
mito, su descubrimiento y la experiencia que produce.
¿Quién dominará las tres afirmaciones? ¿La diferencia, el deseo, las
convicciones, la duda, el caos?
Vuelvo a servir agua a todos aquellos que aguardan en la cola para
acceder al centro indudable. Me ayuda el número 13, el único que entiende de
poesía y de vida. El sentido es oposición, hipótesis. La poesía verdadera ya ha
entrado al laberinto.
Pido la paz pero esta vez sin la palabra, prefiero la verdad y la
belleza. La identidad, el que suplica vive.