ANDAN los rabilargos
batallando con los mirlos. Lo hacen en el lugar donde nació el girasol, junto a
la fuente. Allí siempre es diciembre.
El hombre y el poeta solo
tienen en común el sentido de la conducta, mientras que el hombre es acusador,
el poeta es patriota.
No logro dominar las
convicciones, en eso ayuda Valle-Inclán, era mitad necesario y mitad
conocimiento. Dejó cuanto se precisa para amar la confianza ajena, que es
naturaleza.
Paseo por Madrid de la mano
de nadie. Ella observa, intenta rozar sus dedos en mi cadera, molesta. Silbo.
Lucho como un mirlo con un rabilargo. Función contra oficio. Imagen y plenitud.
Huyo de la realidad para
recuperar los principios. Vuelvo al círculo y están las voces y las sombras. Se
comportan de otro modo, en sí, habitan en sí sin ser. Nada se convierte en
problema. Allí siempre es diciembre.