Solo observo siniestros.
Como si las pupilas retuvieran imágenes sombrías y falsas. Hoy estaban en
Arcos, en Jerez. Los círculos se estrechan.
Los siniestros han engañado
a la poesía contemporánea. Aquello que merece la pena y es verdadero, lo
ocultan. Solo hablan de ellos, de sus correligionarios, milicias de berenjenas.
Mucha estética y poca ética. Son como el reflejo de Cosmopoética, nada se
fundamenta, ni hay peso ni literatura.
Que en Arcos de la Frontera
no ha nacido un poeta como Julio Mariscal Montes es una verdad tan grande como
un templo. Aunque los otros no poetas de Arcos intenten tapar lo mejor de su obra
aún inédita.
El falso dios me engañó. El falso indolente indujo a la apariencia. El gato sin cola fue una ilusión.
Vengo a decir que lo siento.
Tengo ya muchos motivos. Llamo a Satanás. Acude con premura. En la cama mantiene
el hueco de salvación pero está asustado. Los poemas de Parra le escandalizan.
¿Dudas? ¿Sigues dudando?
Mira a tu alrededor. Si alguien habla de sí, de su obra o de sus actos, es
siniestro. Aléjate del mundo, la vida es mentira. Una equivocación repleta de
falsedad.
Vengo a decir que sin dios todo está permitido.