En la tierra que habitamos no se puede vivir con independencia. Todo
es dependencia y falsa revelación.
No existe la revelación, tan solo el trabajo constante, ordenado y el
misterio. Confundimos revelación con confirmación. Es la confirmación la verdad
como virtud primera. Revelación es lo que ha sido (pasado) y confirmación es
presente, independencia.
Todo aquello que ha dejado de ser ha perdido su propia independencia.
Hay que seguir siendo fiel a los principios, a todos los principios.
La contrariedad supone confirmación, y la confirmación es la sabiduría.
Escribía un crítico, también no
poeta, una reseña en su espacio cultural sobre un poeta de moda (un no poeta de moda). Decía cosas
importantes. Las cosas importantes para ellos nunca serán importantes para la
confirmación.
Todo en ellos está falto de criterio, es la inutilidad. ¿Cómo un no poeta puede escribir de un poeta? No
llegará a él nunca. Escribe, solo escribe de los no poetas. Su horizonte es el mismo, idénticos principios y un
final esperado: la ignorancia.
Donde no hay poesía solo habitan los no poetas.
Hay que seguir siendo fiel a la verdad, a la única verdad posible y
probable: la poesía auténtica. Y sin revelación, con confirmación.