viernes, 5 de abril de 2013

A un lado y a otro




HAY un trabajo gustoso que reproduce todas las obligaciones, una forma de actuar que recorre las venas al atardecer. Alma, virtud, naturaleza, unidad. Dejo a un lado los libros de poesía, en el otro los cuadernos marrones. En el centro existe un hueco inmenso, infinito y neutral. Anochece. Preparo cena a Sócrates sin daño, evito querer a las definiciones.

La limpieza del hogar es belleza de espíritu. No queda ni un solo insecto. Deben andar afuera, entre los árboles, en la tierra, sustentados por el aire y por ese poco de hoja que sobresale. El tronco de la encina a la que abrazo posee en su centro un hueco generoso.

La parte exterior de la corteza, ese lugar público donde habitan las arañas, muestra su dureza y la indefinición.

Ha subido el ángel negro a la lámpara. Miro los dedos. Llevo dos anillos. Siento la sangre que recorre las venas. ¡Qué trabajo gustoso!