HAY que leer a los clásicos,
a los filósofos, a la antigüedad, a las letras hispánicas. En ellos está la
esencia y la existencia, la verdad, lo cierto, lo razonable y justo. Todo lo
que rodea la vida en sí, su manifestación, el algoritmo.
Mi sombra es un ángel negro
que no deja de seguirme. Cuando llega al pilón, a la entrada al laberinto,
detiene su marcha. Es la esencia, la encina, el nido de los gorriones en la
rama que soporta el viento y la lluvia.
Las nubes pasan muy deprisa.
El viento de la tarde es agradable. Todo ocurre aquí y ahora, en este justo
instante, aunque la alegría se convierta en desencanto.
Don Nicanor siempre dibuja
tres cruces. La dualidad de Nietzsche, la controversia. Pero Parra solo hay uno
y Nietzsche fue uno también. Ambos hablaran claro y en presente.
Decía Juan Ramón: La eternidad está en el presente. Quien
tiene el presente, tiene la eternidad. El pasado no existe, es la falsa
mentira, la desesperación.
Énfasis y pío son las palabras que repito en los últimos días. Vivimos
engañados, aquello que es vida no será eterno nunca. Será pasado.