miércoles, 17 de abril de 2013

Los embelesamientos




PARA amar a la belleza como apunta El Banquete de Platón, el poeta debe buscar la armonía entre la ética y la estética. Debe vivir con ambas cualidades que generarán la belleza del alma y de la obra poética. Es el centro indudable.

Sigo en el nido blanco de los gorriones, aquel que cuelga de la rama de la encina de hojas puntiagudas. El nido blanco es la esencia, y la esencia es la armonía, la fusión de la ética y la estética.

Los no poetas son demonios, interpretes que diría Platón o Sócrates. Pero en la poesía la adivinación es un juego, nunca será un sacrilegio. Los no poetas no poseen ni ética ni estética.

Lo advirtió Platón, no persiguen ni el Bien, ni la Belleza, ni la Virtud.

Amo el silencio absoluto ajeno a los embelesamientos.

Ética sin estética: buen hombre.

Estética sin ética: poeta sin centro indudable.

Ni ética ni estética: no sinceros, los embelesamientos.