jueves, 4 de abril de 2013

Un proceso justo




UN masón con coleta ha intentado arrebatarme el banco de San Clemente. Sharleen, Crisipo y Nacho me acompañaban en la lucha. Al final, quien posee el mandil, se ha marchado.

Aquellos que me ayudan han recibido una lección de poesía de Platón.

Todos los que desean arrebatar acaban percibiendo la injusta virtud de Cicerón. Tiendo la ropa al sol. Se seca en porciones, ejercicios de inutilidad que no percibe la tela. No concebimos la fuerza del sol, cuanto tenemos a nuestro alrededor no es originario, acaso transparente.

No existe el pasado porque en el ayer ya estamos, y hoy es presente. La ceniza del tabaco que hemos fumado cae ahora en agua con el leve chasquido de la melancolía. El pasado nunca existió, recorría los besos sobre la bicicleta blanca a los ojos del pájaro que todo lo define.

En el banco de San Clemente formulé las primeras incógnitas que resolvieron Platón y otros poetas. En el banco de San Clemente declaré el amor a las nubes y a las estrellas. En el banco de San Clemente llevé los dos anillos que frotaba en el pantalón vaquero, el brillo luminoso del resplandor se hizo sombra en el banco de San Clemente.

Y un masón con coleta miraba con premeditación al único y válido interlocutor, su pasado, aquello que no existe.

No juzgarás el deseo del prójimo mientras no reproduzcas tu propia muerte en un proceso justo.