SUBO a la encina por la tarde, cuando el sol se
esconde, y me siento junto a los dos gorriones, al lado de la casita blanca.
Les pregunto por los actos en los que ahora trabajo y sonríen. Nada pueden
decir más que el Pío, pío…, que tanto
enamora.
¿Qué puede decir un gorrión? Poesía y Vida. Ars vivendi. La obra de TRR me fascina
por momentos. La humildad, la sinceridad, la soledad y el equilibrio que es
armonía.
Un autor, reconocido para algunos, me remite unos versos.
Estética sin ética. La discontinuidad. El embelesamiento. Platón es el Amor,
Eros, El Banquete, la Belleza.
Dante y Platón por encima de la mediocridad. Y da
igual que se llamen Chesterton o Judas. ¡Mediocridad!
Si mezclas la religión, el amor, la política y la
literatura, así, en minúscula, lo que aparece es el periodismo cultural que no
existe en España. ¡Basura!
La tentación del
fracaso que hace pensar y no nos hace caer. Sobre la rama de la encina,
junto a la casita blanca y los dos gorriones, nunca caerás. Es el centro
indudable. Salto para tomar entre las manos un poco de tierra húmeda y vuelvo a
elevarme a la rama. La tentación del fracaso solicita paciencia, Verdad,
verosimilitud.
Subo a la encina por la tarde. Justo a mediodía. El
vacío del presente proviene del falso pasado, aquello que no existe ni nunca ha
existido.
¿Qué puede decir un gorrión? Que existe una fisura
entre en Amor y el odio. Y ese hueco es el aire, el humo. La encina que posee
el tronco hueco muere, como hicieron antes los necios, los no sinceros.