jueves, 18 de abril de 2013

La tentación del fracaso




SUBO a la encina por la tarde, cuando el sol se esconde, y me siento junto a los dos gorriones, al lado de la casita blanca. Les pregunto por los actos en los que ahora trabajo y sonríen. Nada pueden decir más que el Pío, pío…, que tanto enamora.

¿Qué puede decir un gorrión? Poesía y Vida. Ars vivendi. La obra de TRR me fascina por momentos. La humildad, la sinceridad, la soledad y el equilibrio que es armonía.

Un autor, reconocido para algunos, me remite unos versos. Estética sin ética. La discontinuidad. El embelesamiento. Platón es el Amor, Eros, El Banquete, la Belleza.

Dante y Platón por encima de la mediocridad. Y da igual que se llamen Chesterton o Judas. ¡Mediocridad!

Si mezclas la religión, el amor, la política y la literatura, así, en minúscula, lo que aparece es el periodismo cultural que no existe en España. ¡Basura!

La tentación del fracaso que hace pensar y no nos hace caer. Sobre la rama de la encina, junto a la casita blanca y los dos gorriones, nunca caerás. Es el centro indudable. Salto para tomar entre las manos un poco de tierra húmeda y vuelvo a elevarme a la rama. La tentación del fracaso solicita paciencia, Verdad, verosimilitud.

Subo a la encina por la tarde. Justo a mediodía. El vacío del presente proviene del falso pasado, aquello que no existe ni nunca ha existido.

¿Qué puede decir un gorrión? Que existe una fisura entre en Amor y el odio. Y ese hueco es el aire, el humo. La encina que posee el tronco hueco muere, como hicieron antes los necios, los no sinceros.