martes, 9 de abril de 2013

El ciclo de la vida




UNA lechuza muy grande y ruidosa se ha apoyado en el pilón. Me he acercado a ofrecerle un poco de agua pero dice que espera visita. Al rato, como si todo estuviera premeditado, ha venido el zorro blanco. He abierto la ventana del baño, aquella que refleja en su abertura el paraíso. Podré contemplar con un poco de miedo.

Una niebla muy densa se ha instalado entre el reflejo y el pilón. Guardo silencio. Se han callado los pájaros, los insectos y hasta los girasoles.

- Nunca he sido ni juez ni parte –indica la lechuza-. Todo es mentira, no lo olvides.

El zorro blanco, que negaba con su pequeña cabeza, le recrimina:

- La poesía es esencia, nunca será utilidad.

La lechuza, tras mirar con sus ojos al zorro blanco, ha salido volando.

¿Quién puede dejar de ser realmente? ¿La lechuza, el zorro blanco, el espejo, la niebla, el silencio?

Un girasol valiente, aquel que sobresale por encima de todos sus hermanos, se arruga y entristece.

Han vuelto a cantar los pájaros, los insectos deambulan. El ciclo de la vida, que también es mentira.