El auténtico creador, cuando piensa
que su obra ha finalizado, debe apartarse de ella y escucharla. Las obras de
arte hablan, están vivas, se mueven por el universo de la presencia. Emprenden
el camino de la sustancialidad, comienzan el diálogo de la disonancia. Es la
obra en sí quien culmina la creación.
Nuestra misión consiste en descubrir
las oportunidades que nos brindan las creaciones.
El silencio es la identidad, alcanzar
a ver su presencia.