jueves, 21 de mayo de 2020

Día 68



El pájaro está allí. Cuenta que están todos, aquellos que siempre han estado, sin espacio y sin tiempo, sin funcionalidad. Allí todo es verdad y nadie se atreve a enunciar una proposición. Allí todo es real. Solo se piensa en la esencia del arte, en la historia de la utilidad. Allí todo es arte, y aunque todo el arte no puede llegar a ser poesía, toda la poesía que existe allí es arte.
Allí está el lugar, allí está el origen.
El pájaro no habla, escucha y contempla, lo hace con tenacidad. Allí no perdemos nunca la consciencia ni el recuerdo, allí está la palabra y la imagen, el sonido, la música. Nada vuelve a ser si nunca ha sido.
Los argumentos parecidos, las formas similares, se han marchado. El tono es único, no debe disfrazarse, ni gesticular, ni hacernos reír. El tono es la esencia. El tono es un pájaro que vuela en acrobacias, con dulzura, con gracia, sin imitación.
El pájaro es el poema, la frecuencia de la simetría, el tono adopta el lenguaje directo, la armonía.
El tono es nuestro aislamiento, el ala que nos oculta de las corrientes y las apariencias. El tono es el silencio.
Oyen, ven, hacen. Contemplan, atienden, entienden. Pero guardan silencio.