miércoles, 27 de mayo de 2020

Día 74



Jóvenes y adultos, debéis sacar alguna conclusión de todo esto. Una deducción de esta experiencia que nos afecta y nos sigue alterando.
Uno quiere hacerse una vida ajena a todo esto, pero lo ajeno es imposible, y lo de la vida, una ilusión que se lleva el poder, la mentira y el negocio de la falsa existencia, es un río que parece grande, inmenso.
Todo esto. Repetimos con la voz muy baja, todo lo que los hombres perciben es amargo, frágil, probablemente solo son posibilidades en este tiempo estéril. Como si le hubiera quitado el ritmo al tiempo, a la verdad, a la poesía.
Hoy he hablado con mi casera en Verona. Le he dicho que me aguarde, que dentro de muy poco estaré allí. Libre de todo, menos de libros, libre de vida. La normalidad es la nueva anormalidad. Y los libros son lo más normal del mundo, lo más anormal.
No soporto esta vida de barbarie, este sufrimiento del arte de la miseria, este discurso de la mentira, de la guerra, de los ignorantes. ¡Mejor no haber aprendido nada de nadie!
El conflicto se gestiona mejor con humildad, con franqueza, sin la vanidad de aquellos que vuelven y regresan siempre a la mentira, a la falsedad. Son los que defienden el odio, la ira, la miseria.
El silencio es la tierra donde se derrite el hielo.