Las estrellas iluminan los
planetas. Sin estrellas no existiría la vida, ni la naturaleza. Todo nace y
todo muere en la naturaleza. No hay personas estrellas, puede que existan las
personas que intuyen las cuestiones fundamentales, pero solo las intuyen, nunca
llegan al fondo. ¡Qué peligroso es quedarse en la superficie! Ser pasto de una
estrella. Pasar a ser una burbuja que nunca explota y permanece toda su
existencia siendo tan solo burbuja.
Hay que intentar vivir en
conversación permanente con los difuntos. Ellos son los únicos, junto a los presocráticos,
que buscan la verdad. Los herederos pueden llegar a ser
transmisores, pero nunca origen. Ellos, el origen, están allí.
Nosotros aquí, intentando acercarnos ahí. Los herederos de Homero
y de Virgilio defienden su ilusión a las puertas de ahí. Su ilusión se
convierte, por un momento, en propósito.
Las editoriales que no son
editoriales literarias dicen que van a publicar en papel este año el 50% de lo
previsto, que han llegado a un acuerdo con los autores para no sacarles su obra
o, en su defecto, si son best seller, hacerlo meses más tarde. Toda la
industria cultural tiembla. Toda la industria tiembla, la industria que no
tenemos y la industria que tenemos. Morimos. Lo hacemos a golpes de diputados
en el Congreso. Como una ética demostrada según las definiciones del mundo.
El arte siempre ha estado muerto,
solo los grandes lo han podido salvar a lo largo de la historia. Lo sabemos y
somos. Sobre la mesa tenemos que dejar la virtud. Y a pesar de todo esto siguen
muriendo pájaros.
El silencio es la agonía de un
pájaro que tiembla.