No se dan cuenta. No quieren
darse cuenta. O tal vez la realidad sea que han perdido la capacidad de poder darse
cuenta. Esto ya va de capacidades. Y se pierden, como se gana el odio y la
ira. Hay personas, que por más que…,
nada, olvídese, ya no son capaces de nada. Han dejado de ser personas.
Aquí, ahí,
allí, por este orden. Los de allí siempre han estado aquí.
Nunca han dejado de permanecer. Y ahora están. Existen aquí. Ahí es
un paso más. Solo un tránsito, un estado intermedio. La verdad está allí,
aquí solo existe un reflejo de esa realidad. Un bello fulgor involuntario,
sin apenas identidad.
¿Escuchas? ¿Lo oyes? ¡Guarda
atención, por favor! Es el silencio.