LA diferencia
que existe entre todo y todos es insignificante. Ambos términos
condicionan la manera de entendimiento de las propias personas. Su vinculación.
Existía, en el
principio de los tiempos, una pureza original que era manifestada. Con el paso
de las estaciones esa virginidad dio origen al todo es mentira. Pero todos
no pueden asumirla, aunque permanezcan dentro de la apreciación.
Cuando eres
consciente de que todo es mentira
debes buscar el alimento. El alimento proporciona diferencias,
engrandecimientos, personalidad lírica. El alimento, que es la lectura, no se
niega a nadie, ni a todos, ni a todo.
También podemos
afirmar que la música es alimento. Con pureza igual, no superior, a la
literatura. Pero en la elección del alimento se requiere disposición y efectos.
No toda la música ni toda la literatura es alimento.
Aunque esté
dentro del todos yo no soy todo. Soy nada.
Hay seres que
leen muchísimo pero no se alimentan, ni crecen, ni asimilan. Siempre permanecen
en la misma estatura y el mismo tamaño intelectual.
El alimento,
bien seleccionado, proporciona beneficios líricos.
La diferencia
entre todos y todo es la nada, y la nada es nadie. Y nadie habita en silencio y
soledad.