viernes, 28 de diciembre de 2012

En cuatro días



A MARCO Aurelio le dedico un espacio y un tiempo. El mismo que a Epicteto. ¿Meditar o disertar?

Dejamos de ser tiempo, solo espacio. Pero el espacio es uno y el tiempo es infinito. Ocurre que el tiempo debe ser concretado en el espacio único. Y la naturaleza, aunque sea contemplada externa o internamente, tiene un fin y un principio.

La poesía se asemeja más al tiempo que al espacio, aunque figure en él. Dejar de ser es tiempo, ser es espacio.

Sigo en 1986, he comenzado a escribir un poema. Ser uno mismo siempre, / acostumbrarse a ser o a no ser nada, / olvidar que uno tiene apenas cuatro días / para cambiar el mundo / o vivir o ser algo, / y hundirte en la miseria / con los mismos motivos que llevan a la fama, / en sólo cuatro días. // Y llevamos muriendo varios años, / pensando que el acierto de ser hombre / no es más que un enunciado metafísico, / y no eres más que un pez / o una estrella o una nube, / y no eres más que un alma del siglo dieciocho, / porque vivimos apenas cuatro días, / los mismos que nos llevan / a agradecer la vida.

El poema se titula “En cuatro días”. Apareció publicado en Última cordura (1993). ¿Meditar o disertar? Nunca logré controlar la diferencia, ni siquiera la variedad o la controversia que provocan las dimensiones. Incluyo al tiempo, el espacio habita en el ser.

No salgo de los cuatro días, del ser, del no ser, ni del dejar de ser. Vivirás en el mundo si no estás en el mundo. Contemplarás la naturaleza aprendiendo a contemplar la naturaleza. Serás, aunque sean cuatro días, si dejar de ser tú para ser uno mismo siempre.

Marco Aurelio, Epicteto, Platón. De fondo suena María, sigue montada en la bicicleta blanca. Dice que no tiene frío y que fuera es, dentro deja de ser.