CON los libros de Alberti. Un acto en Cádiz el
domingo y la radio. Sobre los ángeles
lo leo con armonía. Veo más allá. No dejo de pensar en mi ángel negro, aquel
que me acompaña con sus manos vacías.
Tantas palabras, tanto verbo y tanta musicalidad. El
domingo tendría 110 años. Y le digo: ¡Lo
firmo, ahora mismo lo firmo!
Treinta y ocho años en el exilio son una pesadilla.
Los grandes se marcharon. Los grandes se encerraron. Los grandes se
escondieron. Los grandes se quitaron de en medio por rebeldía y nostalgia. Es
la ley de la vida, es la ley de los ángeles.
El ángel negro que acompaña siempre y la voz de
Alberti en contrapunto. Volvemos a la infancia. Siempre llega la infancia.
Si más de uno escribiera como manifiesta el
compromiso la literatura española contemporánea sería algo, poco.